18 septiembre, 2008

Los amigos que perdí - Jaime Bayly

Manuel es un hombre solo que vive en una casa confortable y espaciosa en una isla vecina a Miami. Está de pié, ensimismado, mirando una piscina a la que caen lagartijas que él rescata. Espera a que suene el teléfono. Pero el teléfono no suena y no sonará, por que Manuel ha perdido a esos amigos que quisiera que le llamen. Los ha perdido porque fue torpe y egoísta con ellos, porque se inspiró en ellos para escribir unas novelas que le hicieron famoso pero lo condenaron a la soledad, al silencio y a la indiferencia de esos amigos que ahora echa de menos.

Manuel sabe que tiene la culpa de que esos amigos ya no quieran hablar con él, y por eso se aferra a la ilusión de una última oportunidad para darles una explicación y pedir disculpas. Pero esa oportunidad no le será dada. El teléfono permanecerá mudo y él seguirá hablándole a las lagartijas que se ahogan en la piscina de su casa. Y para no enloquecer, para expiar las culpas que lo abruman y martirizan, Manuel se sienta a escribir.

Manuel les escribe a esos amigos a los que ha perdido pero que todavía viven en su memoria, en su corazón, en su imaginación. Les escribe cartas cargadas de nostalgia y ternura, no exentas de matices de humor, en las que logrará revivir esos momentos intensos e inolvidables que dejaron un sello imborrable en sus afectos. Éstas son las cinco cartas que Manuel les escribe a esos cinco amigos del alma que ha perdido pero a quienes recupera en el azaroso territorio de la fantasía: su adorada Melanie, con quien vivió mucho más que una sana amistad; el recordado Daniel, que le enseñó a bailar, a peinarse, a visitar prostíbulos y a hacer cosas aún peores; a su tocayo Manuel, que también soñaba con ser escritor; Sebastián, el actor guapo y famoso con el que vivió una aventura secreta y a quien recuerda con especial intensidad; y el ilustre doctor Guerra, pintoresco personaje de la Lima aristocrática que educó a Manuel en el amor a los libros, el periodismo y los paseos sosegados por el parque del Retiro en Madrid.

Éstas son las cartas de un hombre solo que se resiste a perder a sus mejores amigos. Éstas son las cartas de Manuel a los amigos que ya ha perdido.

Debo confesar que inicialmente, cuando esta novela me encontró la subestimé. Leí sólo la contratapa y me pareció que sería algo así como cursi, con una dudosa inclinación sexual. Sin embargo, una amiga de mi infancia me recomendó que leyera este libro y así fue. Me pareció amena, a decir verdad, pero no muy electrizante. Sin embargo, me dejó una reflexión: en un mundo en el que las comunicaciones y los contactos forman parte de casi el 100% de día a día (y ha alcanzado niveles extraordinarios con Internet, a través de Facebook, Hi5, LinkedIn, Tagged, entre otras webs), nadie puede darse el lujo de perder a quienes conoce, a quienes el destino les puso en su camino (para bien o para mal), y mucho menos si se trata de amigos de verdad.

Si quieres leer una novela nostálgica, cargada de sentimientos y que te plantee un pié de reflexión, esta es una buena alternativa. Sólo me queda mencionar que Jaime Bayly dedica su libro de la siguiente forma: A mi padre, el amigo que no perdí.

Te dejo un abrazo y espero que disfrutes de esta obra.

Envíame tus comentarios.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Han pasado 10 años desde tu publicación que es de tu vida...????

Anónimo dijo...

Encontré el libro gracias a una página de Facebook, dicha página posteó un estado en el que incluía un fragmento extraído de "Los amigos que perdí", para ese momento no conocía a Jaime Bayly. Enseguida investigué un poco y no me pareció atrayente, y en un acto poco interesado por la lectura lo descargué en pdf. Lo tuve poco tiempo en el celular, sin darme la oportunidad de abrir si quiera el archivo y comenzar a leerlo. Un día de ocio comencé por la primera carta y quedé fascinado. Terminé todo el libro en pocos días y lo amé. Lleno de nostalgia y melancolía, se ha convertido en mi libro favorito.
Admiro la narración de Bayly, he leído otros libros de él, siendo mi segundo favorito "el canalla sentimental".
Comparto esta experiencia como una recomendación para quien tenga la curiosidad sobre el periodista Jaime Bayly y sirva de ánimo para comenzar a leerlo.

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