17 noviembre, 2009

La voz de los siglos – Andrés Galay

Este post fue enviado por Andrés Galay a gclibros@yahoo.com. Muchas gracias Andrés, parece una novela muy interesante, esperamos tener la oportunidad de disfrutarla pronto.

Muchos hablan sobre la inspiración, sobre las musas o simplemente dicen: tuve una gran idea. Para hacer una obra literaria, como La voz de los siglos, que transcurre de 1346 hasta el 2006, hace falta constancia, sudor, locura, imaginación e inteligencia para saber qué va, que no y desde donde se lo encara. La novela me llevo más de 1000 días (¿usted se animaría?) y para comprender la historia- soy escritor y no historiador- tuve que leer más de 80 libros y en varios momentos de la novela perdí noción de realidad…como si estuviera viviendo adentro de la novela; así que si está inspirado o tiene alguna buena idea, escriba un cuento y no una novela.

Todo el proceso de escritura lo hice junto a mi profesor-que sabe muchísimo más que yo-Osvaldo Gallone: durante todo el año tomaba entre 2 o 3 clases semanales en donde me corregía lo que había escrito en los días que no tenia clases (un día escribí once horas en un día; mi record). Antes de encara cualquier hecho histórico: iba a las librerías de la calle Corrientes (en Argentina) y compraba los libros que tuvieran diferentes ópticas de un mismo personaje o hecho histórico. Leía, leía y leía…hasta estar adentro de la historia; estaba tan metido que, como lo vivía en presente, no necesitaba poner los años o las fechas (un día caminaba por la calle y pude imaginar a Cristóbal Colon de rodillas en la arena). Recién ahí me ponía a escribir, cuando yo estaba con ellos, en la época que fuere. El momento más importante de la novela- desde todo punto de vista- fue cuando mi personaje tuvo que hacer su propia lectura de La Biblia. Como es un texto al cual respeto muchísimo- es una novela increíble- me dije a mi mismo: "Si no estoy a la altura de La Biblia- lo cual era muy posible- no la incluyo en la novela". Cuando pude hacer una lectura de la biblia y reescribir el apocalipsis-me llevo un mes y solo fueron dos páginas- me sentir fuerte como escritor, creyendo que lo que vendría sería mucho más sencillo (aunque no sé si así fue).

Antes de comenzar a escribir La voz de los siglos, ya tenía el principio y el final. Desde el punto de vista de la estructura, decidí hacer 8 capítulos porque es un número par y porque representa al infinito. Como la prosa a veces se me volvía densa -son 63 mil palabras- recurrí al cuento, al ensayo y a la poesía para hacerlo más dinámico (como sueños). Y como no podía meter 660 años de historia en una novela –apenas son 280 páginas- hice que mi personaje meditara en un bosque durante 98 años, o que aprenda diferentes lenguas a lo largo de un siglo. Las obsesiones de mi personaje son: la muerte, el recuerdo, el olvido y la destrucción.

Personajes y momentos históricos

Antes de comenzar con la novela ya sabía cuáles iban a ser los tres personajes principales históricos: Colón, Napoleón y Hitler. Pero, de tanto investigar, me encontré con personajes que no conocía y cobraron gran relevancia en la novela: el primero fue Federico el grande, un príncipe homosexual en el siglo XVIII que en su juventud fue castigado por su padre el emperador prusiano Federico I(a tal punto que lo mete en una cárcel y mata a uno de sus amantes). También me llamo la atención que las tres mujeres más poderosas del mundo - Madamme de Pompadour en Francia, María Teresa en Austria y La zarina Isabel en Rusia- se hayan unido para derrotarlo. Otro de los personajes que me gusto mucho fue Fouché, conocido como el hombre de las dos caras: luego de la revolución francesa mata a 1600 monárquicos en solo tres semanas; cuando es enjuiciado se muestra como un hombre débil e indefenso. Los grandes personajes históricos- a diferencia del Héroe Actual- son ambiguos. O unos hijos…

Con respecto a los momentos históricos, el más interesante me resulto la época del nazismo, porque tiene todos los matices: el control de los medios, los extraños gustos de Hitler, las locas teorías teosóficas, el cine, el gigantismo, la radio, el arte, la censura de los libros…o sea: uno de los constructores del capitalismo, junto a los Estados Unidos. En un momento estaba tan saturado del nazismo- mi mama es judía y yo ateo-judío- que tuve que descargar toda esa tensión en la ficción: y así fue como escribí "El misterioso tío Adolf", un cuento delirante, mitológico y humorístico.

Mientras escribía del nazismo comencé encontrar puntos en común con el imperio romano y así fue como fui intercalando la historia de Hitler con la de Julio Cesar y con la de Alejandro Magno. Fui construyendo su ascenso político y también me di cuenta que el saber general de la gente sobre la historia es sobre descubrimientos o derrotas (Napoleón es sinónimo de Waterloo y Colón es Pinzón gritando: Tierra, tierra). Seguí con Hitler y Julio Cesar en todo su esplendor y se me acercaba la Segunda Guerra Mundial con dos problemas para la novela: tendría que escribir por lo menos 100 páginas más y se me iba de tono, ya que lo que quería mostrar era el esplendor del imperio y no su decadencia (era una cuestión estética). Por dicha razón tuve que tomar una determinación: cuando comienza la segunda guerra mundial, mi personaje se va a reflexionar en el desierto y se hace una pregunta: ¿Qué es el tiempo?

Por último: creo que para leer la novela no hace falta ser historiador ni saber tanto de historia, porque mi personaje- que no tienen nombre- va conociendo a los personajes históricos a la par del lector. Hace 9 años que escribo como un adicto- a la escritura- y la verdad que creo que esta es mi gran obra. La novela es el fruto del amor que me dieron mi mama y Ricardo, de primas y tíos, de Mateo, de mis amigos del secundario, de Olga y su perro Theo, y del conocimiento y la paciencia que me tuvo mi profesor Osvaldo.

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